miércoles, 4 de junio de 2008

Los métodos pedagógicos tradicionales o modernos, utilizan el libro-texto para transmitir los contenidos programáticos en las distintas materias, en las diversas etapas del conocimiento compartidas en series. La diferencia está en las familias y escuelas más abiertas preocupadas por el aprovechamiento de la educación informal para el momento y fijación del aprendizaje, el libro está presente con otros materiales impresos, que al contrario de lo que creían algunos y hasta siguen creyéndolo, estimula al niño y al joven a leer.
Unas de las mas grandes dificultades que afronta el analfabetismo, por ejemplo, es la falta de contacto con materiales impresos; por parte de los niños de las clases sociales menos favorecidas. Esa ausencia de cualquier tipo de material escrito, en el ambiente doméstico, dificultó la comprensión de por qué y para qué aprender a leer. De ahí parte la necesidad de que ese contacto se inicie lo más temprano posible y está comprobado que la mejor formación del futuro lector debe empezar en la infancia. Sin embargo, esa iniciación pasa también por la historia contada y oída siempre con el mayor interés por los libros sin texto, en los que la imagen, es un lenguaje universal y democrático que relata un cuento sin necesidad de palabras; mientras las historietas, son en las cuales el texto está presente, pero donde la ilustración es preponderante.
Aún los libros convencionales en su formato, presentan hoy una gran variedad de opciones de género temático y lenguaje. Es necesario que los padres y profesores traten de enterarse de esa gran producción y, al seleccionar textos para la lectura de sus hijos y alumnos, se deben buscar libros que estén de acuerdo con sus intereses ya que el placer proporcionado por una lectura, es le que conducirá a la motivación para las futuras lecturas.
Por otra parte, bueno sería recordar, que no siempre los clásicos de la lengua son adecuados para esa importante función de formadores de hábito de la lectura y esto es porque el niño lector aún no tiene experiencia de vida, conocimiento de la lengua y la madurez necesaria para apreciar hechos ocurridos en tiempos antiguos y escritos en un lenguaje muy distinto del que conoce.Así hay que sugerirle libros de autores contemporáneos con temáticas modernas y el lenguaje muy cercano ala oralidad. A partir de esos textos, muchos de ellos enriquecidos con bellas ilustraciones, los jóvenes descubrirán

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